Un epígrafe escueto para un verso enrevesado;
una piscina convertida en pista de baile
para aprendices danzarines que no saben nadar.
Un cuadro de Goya que bien refleja
a dos ninis -de los de ahora-
machacándose
a garrotazos,
y ciento cincuenta móviles
grabando el espectáculo.
Escueto.
Como atrincherado en mi introversión
como un sucedáneo de sonrisa.
Escueto
me confundo entre canciones.
Y en mi estado comatoso;
escueto.
Tan gráfica esta imagen, ese cuadro de Goya impresiona y lo de los móviles también…cosas de ahora…
Muy bueno tu poema, Manu! Por cierto, nada escueto, cuenta mucho…
Me has dado una alegría de verte por aquí, se te echa de menos, querido amigo! Abrazo enorme para el norte!