Escucho las campanas
de un viejo monasterio,
que llaman a los fieles
a misa y a sus rezos.
Y viene a mi memoria,
los ratos y momentos,
vividos en la infancia,
marchando hacia los templos.
Imágenes añejas
que evocan los recuerdos
y vienen con cristales
en múltiples espejos.
Lo malo es la distancia
y el paso de ese tiempo,
lejano por los años
que allí quedó en silencio.
Por eso las campanas
renuevan sentimientos,
y surgen las plegarias
en labios, sin quererlo.
Sonríen unos ojos
que miran a los cielos,
y mandan la plegaria
que guardan en su seno.
Palabras y sonrisas
se juntan con un beso,
¡qué hermosa es la mañana
que ofrece este reflejo!
Rafael Sánchez Ortega ©
07/03/25