Esas calles están vestidas de rosas
solitarias…
La niebla ausente
navajas
te crucifican el alma
te azotan… te matan.
Calles desmotivadas… vacías; puertas cerradas, ventanas rotas.
Silencios de amantes bautizados con los labios de la lujuria.
Las calles se robaron tus sueños
violaron esas alegrías, alegrías disfrazadas de olvidos. Un teclado sin voz, sin sonido, sin rumbo.
Calles desvirgadas…
Noches de ausente compromiso, sexo en la ciudad de la furia, sexo descontrolado… en la oscuridad del callejón, en páginas blancas, del cielo caen gotas de sangre, de tu vientre sangra la historia, sin historia.
La máquina del tiempo
te lleva al vientre de tu madre
a la placenta, a esa matriz, al reflejo de espejo de luna, a ese mundo sin espalda.
Ahí es donde nace el amor, donde nace la vida, donde nace la pintura que algún día va a pintar el universo.
Cartas en la mano del cartero
el cementerio sin lápidas
sin muertos
secretos de papel
escritos con tintas transparentes.
Calles que se roban la eternidad de un beso
que se roban los anhelos
que se visten de delincuencia.
Esas calles están vestidas de rosas
solitarias…
La niebla ausente
navajas
te crucifican el alma
te azotan… te matan.
Calles desmotivadas… vacías; puertas cerradas, ventanas rotas.
Silencios de amantes bautizados con los labios de la lujuria.
Impactante entrada para tu bello poema.
La máquina del tiempo
te lleva al vientre de tu madre
a la placenta, a esa matriz, al reflejo de espejo de luna, a ese mundo sin espalda.
Ahí es donde nace el amor, donde nace la vida, donde nace la pintura que algún día va a pintar el universo.