Es enero que llega con sus cavilaciones
y observando las calles, la ciudad se renueva
con el ruido de coches y ausencias que no mueren.
El viento va meciendo la hilera de abedules
y los zorzales negros hacen ruido en el aire.
Los recuerdos parecen una ventana abierta
a través de la cual, la mirada se pierde.
¿Cambiar de rumbo ahora, que enero me saluda?
Los recuerdos parecen sinfonía en concierto
y ya las horas vuelan, sobre la dulce tarde.