Eros y Psique

Recostada sobre el rocío de la noche,
bajo un manto nocturno de estrellas níveas,
la Diosa dormida se viste de hermosa niebla,
humedeciendo la tierra donde su alma sueña.

Sus labios callados, murmuran bellas melodías,
que sólo el viento escucha sobre su cuerpo desnudo,
que resplandece en la tibia atmosfera de los sueños,
donde el deseo yace oculto en su canto polifónico.

Atraído por su fuego, me aproximo a su encuentro.
Quiero recostarme en su cercanía, para beber de ella la vida.
Hundirme en su alma de ninfa, bajo la sombra de Venus
y encontrar en su piel, la sangre y el placer del amor perdido.

Ella duerme profundamente, esperando a su amado Dios,
para que la despierte de una vez, de ese letargo que la aprisiona.
Es como una estatua de mármol que sueña la lejanía
y que entre sus manos sostiene la llave de todos los fuegos.

Cómo quisiera conquistar su atención divina,
así como lo hacen los Dioses de la noche y de la bruma,
pero sólo soy un alma errante en el reino de Hades,
que habita en un cuerpo que envejece de soledad.

Mis sombras flamean entre las piedras olvidadas de la muerte,
dibujando en sus recodos, la historia de un héroe legendario,
que blandió su espada en batalla, para conquistar tu gloria,
entregando su juventud, al esperado goce de tu ignoto beso.

Sigilosamente, me acerco a ti, para recordar tu belleza,
para que creas, en tu sopor, que soy Eros, el hijo de Afrodita,
el Dios que te despertará para siempre de tu maldición
y te clavará en tu corazón de rosas, la flecha prometida del amor.

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Hermosas metáforas las de tus versos-prosas, dislocadas en el mensaje romántico de tu poesía.
Abrazos

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Gracias por tus palabras