He cruzado todos los océanos
de las Pléyades
en una barca subcelestial
de tantos años luz
de longitud,
y tantos más saltos cuánticos
de amplitud;
en busca del fuego de Prometeo
para enzarzar la chispa de la hoguera
del eros de mi Venus.
En mi búsqueda frenética
resistí los embates
de tantas constelaciones,
sobreviví a las saetas de Sagitario
y a las cornadas y embestidas
de un embravecido Tauro.
Y aquí estoy,
al final de mi epopeya sideral,
de nuevo en tu lecho,
de nuevo en el sosiego
de la tempestad inextinguible
del atlas de tus muslos,
mi Helena de Troya, mi Afrodita,
mi bien amada Kadesh;
bebiendo de tus pechos
las cascadas lactíferas
de nuestra galaxia monumental.
Después de esta travesía galáctica con todos sus óbices siderales, veo que has arribado al lugar que premia tu epopeya.
Bello viaje poético!
Saludos cordiales, amigo poeta Alejandro!