Epitafio

Era el humo de una balada nocturna
y el tedio de su soledad azul.

Era la boca del laurear tímido y los nudillos hechos polvo, queriendo derrumbar los muros del silencio asesino.

Era la herida del labio. El dominio de su virgen de sueños infames y pasados de coitos rotos.

Era el bouquet a madera y a llanto;
a bríos y orgullo traspapelado.

Era la tez pura… la fotografía de mis constelaciones revelada en el cuarto oscuro de mi cielo personal.

Era él, compás quedo en sus cabizbajos ojos; cuerda gutural detonante de una perla líquida al insinuar de un amor desesperado.

Era el estoque al corazón que defendía.

Cierta noche, apretó los dientes, los puños y una sutil injusticia…

Su par dentro de ellos sintió un despedazarse
lento como su llegada y el precipitarse al vacío
del último sueño.

Yamel Murillo

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Hermoso este poema.

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Gracias querida @luciagomez1956
Un abrazo fraterno

Intenso.Bellísimo compañera!Saludos Yamel :grin: :dizzy:

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Muchas gracias hermosa! Un abrazo @Victoria