Hay páginas que dejas marcadas,
capítulos mal cerrados,
hay hojas que cortan al girarlas,
y letras que cierran párrafos;
después estás tú:
que eres marcada huella,
espejo recurrente de mis heridas,
filo de un cristal precioso,
el renglón torcido de una despedida.
Hay sueños que quedaron en nada,
sueños que parecen verdad,
hay sueños donde nos salen alas
y los que olvidamos recordar;
después estás tú:
te volviste invisible,
aunque me cuenta mi boca que fuiste real,
tú vienes, vas, echas a volar
y en mi instinto te vuelves a enredar.