La estancia no mentía
olía a verdad
un cítrico humo de enebro
envolvía el lugar,
tres acordes y a rodar.
Tal vez, amigos por necesidad,
la naturaleza en mi
me obligaba a fumar.
Si se rompía una cuerda
Pink Floyd acariciaba el alma,
King crimson despertaba
las abejas de los oídos.
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Un cítrico humo de enebro
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para nada eres irrespetuoso, fue el momento divino.
Me alegro que sigas tocando, yo no puedo pero eso es otra historia
los jethro tull, como no, el flautista magico tambien hacia pasar grandes noches.
Saludos Pedro y encantado que te guste compañero.
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Precioso, disfrute leerlo
Abrazo
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