En las aguas que bañan mis cinco sentidos
siento el bordón y la prima sensibles vibrar,
sonido flamenco puro que recorre mi mar,
se mecen rompientes las olas en la orilla
mientras recuerdo tu cuerpo con timidez.
Mi alma de guitarra española navega en ti,
mi corazón late al ritmo de los bongós,
el placer amoroso se desprende de mi cuerpo
inundando los tiernos campos de tu dulce piel.
La magia del punteo de las encendidas cuerdas
escondidas en tu hermoso interior apasionado,
arrulla mi alma que se anexiona a tus caderas
mientras nos movemos al ritmo de la música.
Añoramos el viaje del tierno placer incierto,
placentero recorrido que nos eleva a las nubes,
marino azul de mar y celeste de infinito cielo,
matizado por la belleza serena de tus verdes ojos.
La sincronía de nuestro simple deseo nos envuelve
cabalgamos como corceles poseídos por el amor,
amalgama de sincronías que envuelven la dicha
de sentirnos navegantes en corrientes del ansia.
Nos amamos al ritmo del rasgar de las seis cuerdas,
melodía que envuelve por entero nuestros sentidos
convirtiéndonos en oyentes de esa agradable sintonía,
desencadenados soniquetes que en el lecho nos arropan.
Mientras, nuestro largo paseo incontinente se convierte
en majestuosa explosión de la más fresca voluptuosidad,
líquidos internos y calientes que confluyen conjuntamente
en perfecta armonía al fastuoso ritmo candente del sonido.
Siento caer una a una, salinas lágrimas que se escapan de mí,
resbalando por mis arreboladas mejillas, empapando tu pecho,
creando una bella conjunción copulativa entre esta sinfonía
de melódicos sentimientos y los amantes hundidos en su deseo.
Me alejo en la distancia mientras me elevo hacia las estrellas,
veo nuestros cuerpos abrazados reposando el ardor en el lecho,
sonrisa amorosa entreabre sus labios y brillan tiernas sus miradas,
de fondo acompañando mi viaje, el ritmo eterno de Paco de Lucia.