Maravillosa receta para cerrar la noche de un día cualquiera, aquí comparto un fragmento del Ritual de un Nomo.
«Para hacer poemas desactivo
la pizca de cordura
equilibrada en ansiedades,
agarro un haz de sol y lo confino
me despojo de todas las capas
incluso
las capacidades
…y si me diera sed
tengo aquí,
agüita de vino.
Para construir poemas
ignoro que hay normas de plomo
(me desnudo bajo la tormenta)
le pongo sal al miedo y me lo como
aderezado…
con un poquito de pimienta.
¡Así comienza!
el fúnambulo ritual
de un nomo.»
(Mayo 2020)
Excelente pieza nos ha puesto de referencia amigo @ludico1964. Tiene algo con que enriquecer toda ocasión. Voy a tener que goglearla para buscar más.
Gracias por sembrar esas nutritivas intrigas con cada comentario!
Un abrazo primazo!
Es muy agradable decirle ¡salud!Y chocar las copas de los poemas lleno de envinados versos, amigo @Ve54 !
Le dejo una estrofa de una canción que cantábamos en un grupo de música folclórica en tiempos de estudiante. Esa estrofa se me hacía clásicamente romántica. Se llama “ojos azules” y cierto o falso, no lo sé, pero nosotros contábamos que era la historia de un indígena sureño enamorado de una extranjera de ojos azules. Obra atribuida al boliviano Gilberto Rojas con ritmo de taquirari.
“(En una copa de vino
quisiera tomar veneno)x2
(veneno para matarme
veneno para olvidarte )x2”
Cuando yo era chamo sonaba en la radio una canción mexicana que decía:
«Para que quiero caballos
Si caballos tengo yo
Lo que quiero es que me digas
Quien en mi cama durmió.»
En efecto mi querido primazo. Canción vernácula clásica de amores y traiciones, posteriores a la revolución mexicana de 1910. Para mi la mejor versión es con la voz bravía y desparpajada de Irma Serrano, “la tigresa”
Y ya entrados, de una vez nos echamos “copitas de mezcal “, que al cabo nada ganamos, con ponernos a llorar….
Con gratitud y afecto mi estimado primo @ludico1964