Cada amanecer
presentas tus respetos
a esta que te escribe;
sin contar las horas
ni escatimar en delicados gestos.
Con tus caricias
me pierdo entre el lino,
y saltan las colchas, dichosas,
con cada sonrisa
que arrancas a mi boca.
Y, así, día tras día,
vas construyendo un embalse
donde recabar cada gota
del sudor de nuestras almas
latiendo, desbocadas.
Abriendo compuertas
en tiempo de guerra
que nuestros cuerpos,
guerreros, impacientes esperan
para calentar nuestro hogar.
Entonces, salta la chispa,
prende la llama
que estalla,
con la misma fuerza
del primer día.
Nace de tus gestos sinceros
la energía renovable
a la que llamamos amor.
Entonces, salta la chispa,
prende la llama
que estalla,
con la misma fuerza
del primer día.
Nace de tus gestos sinceros
la energía renovable
a la que llamamos amor.
Renovándose cada día, en eso consiste uno de los secretos del amor…para que la leña arda hay que echar combustible.
Preciosas imágenes en tu poema! Muy bonito y original, Aurora.
El título es atrayente y viene transmitiendo el tiempo feliz en que discurren los versos. Diré que además de hermoso es un poema positivo ( o positivista), porque existe una intersección entre lo que se puede sentir y lo que es factible vivir en la interacción del átomo, por eso digo, que ya desde el título hay un desprendimiento de energía muy positiva, lo cual es muy distinto a la dulce empalagosa melcocha que se adhiere a un verso cursi. —Aplausos.
La energía verde del título lo puse en su doble sentido de un tanto picante (las sábanas y la pasión) y de lo renovable que es esa energía de verdad. Deseando no ser empalagosa pero deseando ser lo que es en sí misma. Hasta el átomo.