Siendo yo de vocación, y de profesión marino,
una vez llegando a puerto, saboreando un buen vino,
tan feliz que me sentía, como todo buen latino.
Fácil que no me esperase, ninguna mujer en casa
que siendo en esos asuntos, mi fortuna tan escasa
de veras me conformaba, con un buen pavo a la brasa.
Por eso a pensar me inclino, que sin muchas pretensiones,
nunca he corrido detrás, de un par de buenos jamones,
obsesionándome más, otro tipo de razones.