De seguir vivos y sanos estamos agradecidos,
unas veces contrariados, otras algo deprimidos,
quien sabe si por ingenuos, o bien por incomprendidos.
Ojalá que de terapia nos sirva la poesía,
que aliviándonos las penas, supongo yo, bien podría
compartir entre poetas mejor camaradería.
Tanto que si entretenidos nos ocupa de momento,
yo a diario con mis marrones, a mi soledad me enfrento,
que en voz alta lo confirmo, a mi bola y tan contento.