Día tras día encerrada en su mente,
dulce doncella, intrincada y freudiana,
tachada por todos como demente,
aún así disfruta vehemente
la ficticia nevada en su ventana.
–ALDA–
Foto: Pixabay (uso gratuito)
Día tras día encerrada en su mente,
dulce doncella, intrincada y freudiana,
tachada por todos como demente,
aún así disfruta vehemente
la ficticia nevada en su ventana.
–ALDA–
Foto: Pixabay (uso gratuito)
Parece el final de un cuento triste.
Es preciosísimo, amiga.
Muchos girasoles para ti
Precioso, Alda, preciosoooo!!!
¡Me encanta tu comentario!
¡Mil gracias! ¡Girasoles para ti! (…te los envío con unas mariposas mensajeras!)
Qué hermoso, poema, mis aplausos, poeta.
¡Me alegra que te haya gustado!
¡Te envío un gran abrazo!
Ufff que hermoso, rítmico y romántico.
Escoja un ramo de las flores de su predilección y esas se las regalo virtualmente, por tan bello trabajo (aparte de las que pone en su icono y que ya le regalaron).
Abrazo estimada @aldanalisis
Hermoso quinteto lleno de una profunda melancolía…
Bellos versos, Alda! Abrazo fuerte.
El encierro que más duele está en la mente y tú lo has expresado de forma maravillosa. Abrazos cariñosos.
¡Muchas gracias, María querida!
¡Me alegra que te haya gustado!
¡Te envío un fuerte abrazo!
¡Estar encerrado en tu propia mente! ¿Cómo imaginarlo!?
Cuando tienes demencia y las lagunas ya no son los momentos en que te vas, sino los pequeños momentos en que estás consciente de “esta tentativa realidad” (…vaya Dios a saber qué es real y qué no!)
¡Es duro, es duro!
¡Gracias por tu fiel visita!