¿Qué otra llegará hasta ti, para quedarse?
No lo sé.
Solo sé que tu recuerdo descansará en mi frente.
Dejaré que cualquier cosa ocurra,
que fluyan los momentos y las vicisitudes.
No dejaré sobre la mesa algún mensaje,
ni esperaré jamás algún milagro.
Me protegeré de ti,
huiré de tu abrazo inesperado;
me alejaré muy pronto de tus imprecaciones.
Olvidaré el perfume de las últimas horas
y la lluvia siniestra del invierno pasado.
La vida es un retoño que se abre camino
y deja sus secretos encima de la herida.
En una de estas tardes, cuando no mire nadie,
me pondré guantes blancos hechos de amaneceres,
para que no me pinche la rosa que dejaste.