Uff!!! restaurando ese instante grabado en tu corazón, se mezcla la nostalgia, el recuerdo con la necesidad de dedicar tiempo con aquellos a quiénes amamos, nada más valioso que ofrecer nuestro tiempo, gracias por regalarnos tu mirada poética tan llena de luz, amiga!!!
Despues de la soledad no hay tempestad que nos agobie, en un tropiezo se puede derumbar el horizonte, el nhilismo no es frecuente ni cotidiano, —lo has hecho tuyo — en ese kilometraje de laberintos que sembraste en tus pisadas; ¿qué cosa nueva pudiera yo decirte en el trapecio que impulsan tus pies descalzos? No me queda más que reconocerte en un aplauso.
Sí, María mía, ese amor de madre que me falta y a la vez tengo desde hace tanto tiempo… y no se va, nunca… y siempre, y cada día, echo de menos todo lo que no pudo compartir en este mundo… Gracias, mi poeta!