En un día gris
yo busco el silencio,
que está en los rincones
temblando de miedo.
Y busco su risa,
también su siseo,
la voz tan profunda
de frío y de hielo.
Me gustan los días
tan cortos de invierno,
con parcas palabras
subiendo a los cielos.
Silencio, me dicen,
los ángeles bellos,
las tiernas caritas
de ojitos morenos.
Silencio, respondo,
cautivo y atento,
y ansío sus alas
llevándome lejos.
Silencio, repican,
algunos veleros,
pasando de largo
la barra y el puerto.
Y yo, con mis letras,
escribo al silencio,
silencio que pasa
que manda sus besos.
Que grita y que ríe,
tal vez, en silencio,
y aviva mi sangre
ardiente y con fuego…
¡Silencio me digo,
silencio sin miedo,
no pidas la luna
que, hoy llora, en silencio…!
Rafael Sánchez Ortega ©
21/12/24