Harto de que me acusen de intrusismo
estoy yo compañero hasta el gorro,
viendo como los jetas, por el morro
campeones, por Dios, son del cinismo.
Será que del voraz capitalismo
en su propia avaricia cae el zorro,
cuando tras sí abandona a su cachorro
que todo lo perdona el cristianismo.
Así amigo esperanzas quedan pocas
mientras no den abasto los fiscales
para juzgar los timos ya probados,
pues se escurren los capos como focas
al pagarse abogados especiales
para cuyo fin fueron contratados.