Hoy no sonará la lluvia
ni vendrán las nubes de noviembre
a raspar tu punto ciego.
Hoy no beberán las aves
en el intento de fuente
quebrada en el parque.
Tampoco vendrán los muertos
a susurrar en mi desvelo
ni a calmar mi vigilia.
Aunque implore a los grillos
que vengan a hacer cosquillas,
o que un escalofrío me pida
cantar a la vida,
nada ocurrirá.
y el aullido perdido
de un can a cinco calles
sólo me hará aspirar
a que el cielo se mantenga oscuro.
Porque es ahí donde vivo,
porque es ahí donde sueño.
Y mientras todo siga bajo ese velo
nadie se mueve,
nadie me lastima.