En peligro se pone la cordura
y de paso cualquier sutil decoro,
si al confundir la plata con el oro
a la avaricia no encontramos cura.
Será que quien padece esta locura
en defraudar encuentra un gran tesoro,
y arremetiendo siempre como un toro
a coces amortigua su amargura.
Y es que poco se sufre estando loco
tanto mejor, si fuera de remate,
maquinando faenas a conciencia,
pues si evitar pudiera algún sofoco
portarse mal contiene el acicate
de poder disfrutar la indiferencia.