En la puesta de sol

La noche extiende sus anteojos,
en el crepúsculo vespertino
y el calor que se determina
en el ocaso de su penumbra,
mientras el rey sol
se retira a su bosque
definiendo el silencio
del horizonte.

Es inevitable, no volver la cabeza
y dejar que la mirada cabalgue
en ese indeterminado confín
grabando en la memoria
la armonía de las nubes
dibujando paisajes y figuras
que desaparecen en el principio
de los pasos del día.

Cuando la luz ha llegado
a su esplendor final,
tu pensamiento se convierte
en un mar tranquilo, apacible
donde las preocupaciones
no son más que náufragos
agotados, navegando a la deriva.
Solo el tenue viento del ángelus,
la sutil brisa del mar
y el torpe silencio
de un atardecer engalanado
que llega y se va en el adiós,
entiende la inmensidad
de los anteojos de la noche
más allá de la puesta de sol.

Pippo Bunorrotri.

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Tú poesía es enormemente bella y sugerente.

Saludos.

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Un poema muy hermoso…:sunny:

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Puff, esrtos versos son dinamita pa los pollos. Tremendos , enormes…

precioso poema.

Saludos

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:clap: :clap: :clap: :heart:!

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Muchas gracias Buen día

Gracias Maria Buen día

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Muchas gracias por tu comentario Saludos cordiales

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:+1::heart::rose::rose::rose:Buen día

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