Un rostro de rímel
por toda la cara y lágrimas,
la mirada perdida en unas llaves
de otra puerta,
rodeada por un cuerpo de escuadra
tan poco útil como molesto;
ella no entiende nada
y ya no escucha,
balbucea deprisa un sólo destino
para entrar a cambiarse
en su ropa,
al encuentro;
y mira desubicada,
se sienta en la esquina de un banco
sin querer atender
a todos esos ojos quietos que la juzgan,
sólo espera que su amigo aparezca -dice,
y en eso confía, parece nerviosa;
Él no llega, y ella sigue bebiendo sola.
Ya no grita.
A veces hay tal fuerza y deseo en nosotros mismos que nos hace temblar y pasear por el miedo de forma caótica, casi desesperada…pero no pasa nada. Todo sin buscar paraísos vuelve a su sitio, o a otros.
Fue una situación real que vi de lejos… quizá él apareció al final, no lo sé… pero creí que esa última mirada a ella en ese banco decía mucho… y ocurre cada vez más… Gracias!
Sí, María mía, así lo sentí cuando la vi, pero sobre todo me preocupó lo vulnerable que estaba, por cómo estaba… en peligro, según mi interpretación de lo que pude ver… la policía no le ofreció ayuda, la dejaron sola cuando vieron que no era un peligro para los demás… yo les dije desde el balcón que ella estaba en peligro… pero nada… y luego pasan cosas, María, cosas que podrían evitarse, ya sabes a qué me refiero… no me gustaron nada los comentarios de algunos hombres que andaban cerca… No sé cómo acabó la historia, jamás había visto a esa chica por el barrio… no sé qué ha sido de ella y sólo espero que esté bien… yo no pude ayudarla.
Uff se palpa el desaliento desgarrador de ese alma desnuda acosada por tantas miradas y cuchicheos, la soledad más desamparada incluso aterradora, muy impresionante la visión , amiga!!!
Versos desgarradores ante la mirada de la gente que no hace nada por ayudarla, es una triste realidad. Qué gusto leerte, querida Tali. Abrazos cariñosos.