Fuera de todo escrúpulo presiento,
que mi estado presente de congoja,
balanceándose en la cuerda floja
contenta no se siente del invento.
Que mucho me limita el movimiento
con el cual mantener la paradoja,
que ni jugando ya a la pata coja
yo lograría levantar mi aliento.
Pues conducido por un serio olfato
relleno mis razones de alegría
en los momentos de mayor pujanza,
si es que por presumir de mentecato
inútil ya sería mi osadía
y nulo todo atisbo de esperanza.