En familia al amigo convertimos

Si en familia, al amigo convertimos
será porque también sin condiciones
en las manos tenemos mil razones
que sin prejuicio alguno compartimos.

Y por eso sin ton ni son reímos
regalándonos siempre bendiciones,
quizás porque al gozar de nuestros dones
a diario de la risa nos partimos.

Ojalá que jamás los huracanes,
ni Dios lo quiera aún, los terremotos
de la cara nos borre la sonrisa,

haciéndonos andar como patanes,
viendo como temibles alborotos
nos amargan la vida de esta guisa.

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