"Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada la belleza…"
(Luis Eduardo Aute)
…
Y vengo a abrazar otros paisajes
que huelen a nieves tardías
y a musgo húmedo
sin grandes eternidades,
en que el pequeño milagro del día
sabe a sol sobre la piedra vieja
y a fuentes que hablan
en calles empedradas
donde se escurre el agua
de estos versos viajeros.
Larga búsqueda de sosiego
donde las esquinas
rompen las sombras
bajo la quietud hierática de los aleros
que cubren y protegen
con su olor de madera antigua
y el alma agrietada
por siglos de tempestades y neviscas
que, rodando,
descienden en la vertical de la ladera
de esta sierra brava de Béjar,
de esta sierra pelada de brañas y riscos,
ahora imbuida
en esa luz libre que baja de las cimas
en una primavera dorada y verde,
de lumbre amarilla y olorosos piornos
que penetra en mi mirada
y me la enciende.
Y respiro,
intensamente respiro…
Y deslizo mi alma y mis pasos tranquilos
por empinadas callejuelas.
Candelario…me acoge callado
y recojo los manojos
de silencios que me ofrece,
que me llegan,
que me arropan.
La luz…cae sobre mis párpados
desde las cumbres nevadas
retornándole el brillo y la paz
a mis ojos.
Y la vida, de nuevo…
retumba,
brota,
mana…
(sin signos de lucha interior)
tras de la puerta, de par en par abierta,
de mi mirada…
…alejando las sombras que la atravesaban.
Abril 2024
(Dedicado a Candelario, un hermoso pueblo situado en la ladera de la Sierra de Béjar en Salamanca).
Foto propia.