Estando tu cuerpo
brioso y encabritado
en el catre
de los tradicionales encuentros
la sangre sé acelera,
el rosal de los tulipanes desflora
ante la embestida relámpago
de un sol añoso y perplejo.
En tu boca nace una sonrisa…
Es la pasión desbordada,
laguna batiente y temblorosa
qué arrastra lluvia de calderos
en el muelle de los peñeros.
Ramón Pérez Briceño
Cabimas, Venezuela
21/01/2020