En el corredor, a la espera

Parece que mi tren
llega adelantado al apeadero.
En su tranquilo corredor me siento,
allí a la espera quedo.
Hora es de sincerarse
también de rendir cuentas.
Y como algo me vas a pedir tú,
pediré yo primero:

Quisiera gozar por última vez
la dulce fragancia del azahar
inundando los campos de mi infancia.
Permíteme vivir de nuevo el roce
de una piel amiga
turbando mis sentidos
en noches de pasión sobre la hierba.
Consiénteme el deleite de escuchar
aquellas melodías
fluyendo a borbotones
por mi sangre joven en rebeldía.
Sorber a bocanadas
las brisas que empujan con vigor olas
nacidas mar adentro.
Sentir el cosquilleo
de la lluvia empapando mis cabellos
los brazos abiertos, la cara al cielo.
Y contemplar cómo cada alborada
teje con emoción
un nudo en mi garganta.
Y vuelve a deslumbrarme
con el fulgor de la verde arboleda
al sol de media tarde.
Déjame ver de nuevo
la blanca nieve caer en silencio
sobre el bosque encantado……

Pero hay, querida madre,
cosas en este mundo
que no me desvelaste.
Ayúdame a vencer
el vértigo que envuelve mi partida.
No será fácil ¿sabes?
Concédeme esas postreras miradas
antes que a mis ojos niegues la luz.
Y no des por perdida esta simiente
que a ti volver anhela,
mi amada madre tierra.

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Un canto de despedida y raíces.

En tus letras la nostalgia huele a azahar y el adiós es un susurro eterno.

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Gracias por leerme y comentar.

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Hermoso regreso al origen, al amor materno y al recuerdo. :heart:
Buena semana, Antonio.

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Muy amable, María. Gracias.

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Bellos, delicados y nostálgicos versos que inunda esa tierra materna, esos recuerdos infinitos y joviales, poeta!!!:hugs::hugs::clap::clap:

Muchas gracias, Ana María. Tus comentarios son un halago.

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