En el alma crecen callos

Cuando afrontamos fuertes vendavales
en el alma nos crecen recios callos,
como queriendo enmascarar los fallos
causantes hoy de cantidad de males.

A veces son pecados capitales
que muy veloces hieren como rayos,
produciendo esporádicos desmayos
incluso al más común de los mortales.

Que a nadie el despropósito perdone
si le trinca también desprevenido,
a saber, en mitad de la tormenta,

donde el miedo al fracaso no razone
porque al sentirse mudo y comprimido
todo tipo de guasa le revienta.

1 me gusta