En las playas del norte,
diluvio de la arena,
la osamenta podrida del velero;
su mástil tenebroso,
como el seco graznido del invierno.
Se construye el silencio,
la efigie de las aves,
el lento amanecer
en la soledad, sucia, de la niebla.
Las gaviotas dibujan en el cielo
los paisajes gastados
y el perfume del viento.
Como una muerte lenta,
la lluvia deja un poso de ceniza
en los grises despojos del navío.
La vida se desgasta con el pasar del tiempo, nada ni nadie es indiferente a su paso y queda el cansancio, la soledad, las ruinas. Me encantó muchísimo. Felicidades