Él se oculta en la calle solitaria,
es caricia ordinaria
del viento que violenta las campanas.
Él es rocío en mis violetas granas,
y el albo de mis canas
que se manchan de pena innecesaria.
Él es parte de mi obra literaria,
sublime como un aria
de Mozart, o febril croar de ranas.
Él se aproxima todas las mañanas
y cesa en mis persianas,
y ama con vehemencia legendaria.
Él le canta a la noche misteriosa,
yo le escribo poemas en la calle
para darle un detalle
a su palabra ardiente y cariñosa.
Necesito su boca deliciosa
y ceñirme al arrullo de su talle
para que luego estalle
en su mirada serena y gloriosa.
Qué bello tu poema; hermosa inspiración escrita en tercera persona. Me encantó.
“Él es parte de mi obra literaria,
sublime como un aria
de Mozart, o febril croar de ranas.
Él se aproxima todas las mañanas
y cesa en mis persianas,
y ama con vehemencia legendaria.”