El sepulturero

En todas partes
se muere la gente
y abre la fosa
el sepulturero
no llora por nadie
ha enterrado a tantos
que tiene su rostro
color de mortaja.
A veces me pregunto
si lavará sus manos
si soñará con muertos
y si lo espantarán,
si tendrá su piel
el olor a las flores
del viejo cementerio
con el portón caído
que deja entrar los perros
cuando todos se han ido
y en silencio profundo
todo es olvido.

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Una reflexión interesante. ¿Se puede normalizar lo inevitable?, ¿es posible mantener a salvo nuestra rutina?, ¿realmente hay silencio en el aparente olvido de la soledad? Me parece muy bueno porque provoca, invita, evoca y, sin decirlas, puede decir muchas cosas.

Muchas gracias, David.

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Un poema maravilloso, un abrazo.

Gracias, Albani. Te comento que en muchos de mis escritos está presente la muerte, me impresiona y me lleva a… “¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”
Un abrazo