Fíjate que hasta le pedí cuentas
a un ordinario
reloj de bolsillo
que me señaló sin prisa
el meridiano futuro
tras el que pasaría
la aguja de tus pasos
sosteniendo todavía la trama de mi hilo
También dijo
que me traes en vilo
y que esa era una forma rimbombante de
decirme que [muero lento]
aún [des]espero
por volver una
hora tuya
mi
hora propia
para dejarnos caer
[a usanza de nuestros antepasados los halcones]
hacia esta ciudad
en la que somos extraños
bienvenidos del viento
que [quizá]nos junta otra vez