Una calle desierta
de un pueblo envejecido.
Apenas si dos casas,
y un terreno baldío.
Una plaza y su fuente;
y dos bancos vacíos,
que guardan las acacias
de soles y de fríos.
El silencio se escucha
a otro lado del río,
donde se yerguen álamos
custodiando el camino.
Hay demasiada noche;
hay perfume de lirios
y tanta soledad…
Y demasiado olvido.
Precioso.
Me encantó leerlo.
Muchas gracias. La España que va muriendo. Un saludo.
Precioso poema a esos pueblos que desgraciadamente, se quedan vacíos, la España"vaciada" como se le llama ahora. Es una pena…
Yo les he dedicado ya varios, me gusta recorrerlos en mis viajes, hay mucha hermosura, mucha soledad y mucha poesía en ellos.
Tengo uno que fue el primero que escribí y le tengo mucho cariño, “Al otro lado del olvido”, dedicado a una alquería de las Hurdes.
Saludos, José Antonio.
Gracias por tus palabras. Es triste que se
abandone el mundo que ha creado este país, la esencia de la España eterna. Saludos.
¡Exquisito! La manera en cómo el poema retrata la atmósfera del lugar y al lugar mismo, dejando una sensación de melancolía.
Cuánto dice este verso! 
Gracias. Me alegra mucho que te guste. Saludos.
Gracias por tu comentario. Eso es justo lo que quería comunicar. Saludos.