Un grisáceo corazón,
aguantador de gamas de colores.
Con su vapor guía rencores, en vapores.
Se achina tu tibia piel,
relame charcos de fría hiel que sabe a miel,
chasquea, desde su ser, un gran placer.
Acurrucada, cada letra tuya
comiéndote.
Tu cuerpo incoloro, de ti, desprendese.
Un llanto de condesa;
Te condensas;
Por el aire, vos, bailándote.
Tibia y fría,
te desgarras
y lloras mil broncas desglosándote.
Ya no ves, sos nube
y lloras, ya llueve
y tocas el cielo. Piel de ballet.
Y, en mil risitas cristalinas,
chocas, riendo colorida,
las gigantescas calles.
Te erizas, helada, lamiendo
el rígido suelo, tan suave y cruel.
Lo pintas de gris… colorido placer.