El poema muy largo (Psicoanálisis: el lento sueño de la infancia, la bruma)

[…]
Quedan recuerdos,
cuentos de mi infancia de aquella casa:
“Toma Jeroma,
pastillas de goma,
que son pa’la tos”


(Una tal Jeroma,
criada, tal vez de mis abuelos,
que yo nunca he llegado a reconocer,
que venía a ayudar a mi madre,
que era madre natural de un hijo,
que según mi madre lloró sinceramente
cuando vino a dar el pésame al morir mi padre,
a la que estuve todo el día martirizando con “una historia de Jeroma
que yo me sé”,
y que al final, ante el estupor de mi madre, declaré:
“Toma Jeroma, pastillas de goma, que son pa’la tos”
Y el caso es que sí,
que me llego a ver,
en aquel recibidor dorado que ya he descrito,
delante de una mujer,
que confundo con Marcela,
la mujer de Honorio,
la del Salón del pueblo,
que, tal vez, nunca existió:


No, mi vida nunca fue como una matemática concatenación de causas y efectos,
ni siquiera como un elegante azar epicúreo,
un poético caos:
más bien, lo he vivido como un caótico embrollo,
una madeja sin gobierno,
sin control: ni de dioses, ni de reyes, ni tiranos…,
ni de mi débil voluntad de herrero inhábil.)

Y es todo esto como un agotador examen de conciencia,
como un dolor de pecados
-reales, inventados o fingidos-,
sin propósito de enmienda posible,
sin confesor capaz para absolución alguna,
ni penitencia capaz de procurar ninguna paz:
inundarse,
ahogarse en el océano de palabras,
espejo -más que imagen- de recuerdos
reales, inventados o fingidos.


(Una vez escribí un poema
-no sé si así lo considerará quien hable inglés-:
“A last symbol(ist)ic poem
texto en negritaGood poetry is always translatable
since it is not in sounds,
but it is in mind
where a verse exists…
Therefore,
confronted with ourselves,
and with its unguileless truth,
what’s out of words?,
strange sounds resembling fear,
and trying to grasp
what’s so forever strange.”


Eso exactamente yo he sentido,
pero en castellano,
como fue en inglés,
y seguramente hubiera sido igual en bable o en ksuahili:
no expulsado de la nada,
pero alojado en el abismo,
impotente para asir cualquier certeza:
esa cosa…
-de la que profunda y pedantemente nos reímos- )
[…]

1 me gusta