Temprano aprendí a leer
con aquel anciano de hirsuta barba
y bajo paternal liturgia
memoricé, versículo a versículo,
los postulados del sagrado libro
y el evangelio que al alma salva.
Rendido a los pies de las letras,
opioides aglomerados, en danza hipnótica,
que asomadas a páginas blancas,
líneas y columnas entre corondeles,
fascinan la mente adicta y sedienta
con la lectura que encanta.
Los libros a mi rincón arriban,
en tumultos desordenados
a ninguno la lectura niego;
aquellos que como aves han pasado
y a los que vuelvo una y otra vez
a releer fascinado.
Es el vicio divino o el placer
en que las palabras me envuelven,
y en alas de la imaginación
viajo a paisajes de anhelos,
tendido en el sillón
con un libro entre los dedos.
Quizá en las segundas lecturas… descubres algo nuevo. Yo también lo hago de vez en cuando, se le saca mucho jugo y otra óptica…
Todo un hermoso poema para nuestro reto con los libros de protagonista.
Muchas gracias por participar, amigo! Yo te esperaba por aquí y has acudido, eso me alegra…
Una pregunta sin respuesta precisa: ¿Cuántos libros me he leído? Tantos que es imposible de responder, pero hay libros, querida María, que llegan a ser como tus confesores y siempre vuelves a ellos. Espérame siempre, aunque han pasado dos meses y aún estoy como bajo los efectos de la anestesia, aún no me lo creo y si no me lo creo no consigo la aceptación, estábamos muy cerquita, incluso cada verso que escribía revisaba y de necesitarlo corregía.
Un abrazo fuerte, María, embadurnado de un profundo agradecimiento por tus comentarios.
Voy a daros un abrazo de agradecimiento y simpatía queridos poetas: @AljndroPoetry ; @Saltamontes y @wallacegere , por pasarse, por la bondad de sus comentarios y porque os quiero.
Gracias, gracias, gracias.