Aleluya,
creo,
por abrir
las ventanas
de nuevo.
Paso las noches
con la obsesión de mis pensamientos
corriendo por los rincones,
buscando las vidas
que perdí
en cada botella de vino,
en cada cámara Polaroid
y parada de autobús
que quise ignorar;
aleluya,
creo,
por pestañear un día más
ante un sol gris
mis días estaba ciegos,
y sordos
y mudos,
puedo ver en mí
la promesa de la eternidad
(ninguna).
Aleluya, creo,
por creer en alguien
que nunca he logrado ver
y no me dejó odiar
cuando lo necesitaba,
por darme la opción
del perdón
y nada más;
el oro de mis ojos,
de los collares y anillos
se derriten en mi herencia,
convirtiéndose en arrepentimientos
caros
y palabras que nunca dije,
en una dignidad rota
y un respeto borroso.
La naturaleza juega conmigo
como yo nunca lo hice,
como todas las veces
que dije “nunca”
en todas sus formas verbales,
he perdido la cuenta.
Aleluya,
creo,
por caminar en este patio
esta tarde,
bajo cielos desconocidos
y en mitad de dos estaciones,
escuchando una radio
que ya no reconozco;
Comencé a aceptar
lo terrorífico que resultaba
respirar en un mundo
tan débil e infame,
pero no recuerdo cuándo.
Aleluya,
ha perdido el significado,
¿cuántas canciones escucharé
antes de que la radio se detenga?
Aleluya,
ha terminado otro día,
hay silencio llenado mis pulmones.
Aleluya,
moriré de novelas de misterio,
de cadenas de radio políticas
y del café de las cuatro.
En soledad.
Aleluya,
sí,
aleluya.
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Muy bueno, Ro. Hay poemas que leo una vez, y otros que releo varias veces descubriendo matices y significados nuevos. Este es de los segundos. Gracias por compartirlo!
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Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado tanto, significa mucho
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