El otoño se agujera en singular silencio, bajo las frías agujas con que se acuarela la lluvia

La llovizna, la lluvia lo que hace es que con su tacto frío de plata cromada, ensimisma la vivacidad de las cosas, se encaracolan, se repliegan pa’dentro. Y las calles se ensolan con una resignación triste que les brota natural, nadie la forza., A lo lejos y sin paraguas, apenas 4 pelagatos corren bajo las agujas líquidas para no emparamarse y coger pulmonía. La lluvia y el otoño hacen buenas migas, van de la mano sin necesidad de decir nada, un mutis compartido, como lo harían dos viejos amantes que se conocen de atrás.

El otoño se agujera en singular silencio bajo las frías agujas que lo hieren y con que lo acuarela la chorreante lluvia que lo increpa.

Chane Garcia.
@ChaneGarcia.

La imagen usada se tomó de un tuit del Sr. Esteban Pérez Sánchez - @EstebanPerezsan, la acuarela se titula: Passeig de Sant Joan. Barcelona pintada por el mismo Esteban Pérez Sánchez.

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Esa tu prosa poética, siempre vestida de gala con ese don de la palabra que tiene tu pluma. Tienes aquí siempre un admirador de esta tu forma tan particular de escribir.

Esta prosa parece describir vívidamente la relación íntima entre la lluvia y el otoño, creando una atmósfera melancólica y reflexiva.

Las imágenes de las calles y las personas capturan perfectamente esa sensación de resignación y complicidad entre los elementos.

Prosa como esta, creo que te lo he dicho antes, se me antoja para escribir la primera parte de un Haibun japonés, que precisamente es un 90% prosa en armonía con la naturaleza, sus elementos, su clima, etc.

El otoño se agujera en singular silencio bajo las frías agujas que lo hieren y con que lo acuarela la chorreante lluvia que lo increpa.

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Pues has dibujado una preciosa acuarela poética y otoñal llena de preciosas imágenes…

Me encanta tu remate:

Abrazo enorme, querido Chane!:hugs::heart_eyes::fallen_leaf:

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¡¡¡Gracias!!! Música y poesía van de la mano… por lo menos en mi caso: Yo publico mucho más en Twitter que aquí y no debería ser —también está el hecho de que Twitter me obligaba a publicar cosas adentro de un mismo tuit y me adapté rápido a ese modo poetizar breve buscando la forma de epitafio… Estaba yo husmeando las publicaciones y me tropiezo con la acuarela de Estaban —yo, cuando veo casas que me gustan, casi por instinto trato de tararear una melodía que vaya acorde con ESO que estoy viendo… y poema prosado comenzó como unos versos de una canción que nunca nació… de hecho, la mayoría de mis poemas comienzan así: Yo, tarareando o cantádolo. Por eso es que, en mi caso, poesía y música van muy unidas.

No me gusta esa ma-ri-que-ra de editar poemas… Me enredo mucho limpiando aquí; podando allá. Yo escribo el poema y ¡¡Zuas!!, le doy una patadita en el cu-lo y lo dejo que camine rialengo. Lo malo de Poémame es que, no me pone limites de la cantidad de texto para escribir y, lo que en Twitter tenía la longitud de un epitafio; aquí, suele ser algo mucho más largo porque me dio la falsa comodidad de poder editar, de explayarme… ¡¡¡Y uno debe tener mucho cuidado al alargar un poema que, ya existe una versión original corta!!!, porque de tanto alargarlo, lo puedes arruinar. Hay que saber identificar ese punto exacto en que ya lo debes ir cerrando y ¡¡Y esa vaina es muy difícil!!

Hay como un instinto interno que te dice: “Mira, chamo ¡¡Hasta aquí!!”, pero yo no suelo hacerle caso.

¡¡¡Gracias!!!, esas cosas que tú dices de mi poética, yo no las veo y hasta me sonroja que otro sí las vea y sólo entonces me lo haga notar.

¡¡¡Chas gracias!!!

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Fíjate —y no quiero que te hinches como una cotufa—. Varios de los poemas míos que hablan de mares glaucos de agua fría, de playas solas —sin olas— donde hay gente atrinca medio chapoteando allí donde rompen las olas frias del Atlántico dejándolo atras en la arena la palomilla —esa espuma que se queda allí toda enjabonada— te tienen a ti como punto de partida. Nunca te lo he dicho porque me da vergüenza causarte vergüenza… Si tú fueses un paisaje de España, de seguro serías una de estas playas frías de Donostia en temporada baja, cuando el otoño guapetón y macho, ya hace de las suyas.

Usted es dueña de una elegancia añeja; en su pelo, en su cara, hay un porfiado brillo de oropel que se niega a desconcharse de allí. ¡¡¡Nunca lo pierda!!!

Saludos,