El muchacho del espejo

El muchacho del espejo se fue
sin avisar ni decir a dónde
por mucho tiempo estuvo conmigo
saludándome todos los días
siempre callado, siempre mirando
y emulando todo lo que hacía

Nunca supe quién imitaba a quién
si me peinaba, él se peinaba
si se reía, yo me reía
cuando me afeitaba, se afeitaba
si uno lloraba, el otro lo hacía
!Ahh! ese muchacho del espejo
siempre nos ocurría lo mismo
cierta vez que me mordí la lengua
me apresuré, a observar la herida
descubriendo que él estaba allí
!y también la tenía mordida!

El muchacho del espejo estaba
dispuesto siempre a acompañarme
a cualquier lugar a donde fuera
era leal amigo y confidente
me ofrecía una ventana abierta
donde podía asomarme libre
escuchar mis lamentos, mis quejas
y aceptarme tal como yo era

Ya se fue aquel muchacho alegre
lo hizo para nunca más volver
su lugar lo ocupa alguien viejo
tan gruñón y pasado de peso
que a veces me cuesta reconocer
que fuera el muchacho del espejo

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Wow, Héctor, has escrito un poema magnífico. Arranca sentimientos. Es precioso. :white_flower:

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Gracias Wallace, por tu comentario generoso. Saludos.