El miedo* (*Escrito en Madrid en el primer mes de confinamiento covid)

El miedo que se esconde tras la puerta
temiendo al infortunio del mañana,
me tiene prisionero en la ventana
en un trasluz de icertidumbre incierta.

Este Madrid ayer ciudad abierta,
hoy se encierra en dolor y se desgrana
en un río de penas donde mana
el infierno y la Villa está desierta.

Resistiré es un himno improvisado
que besa tras los límpidos cristales
todo un afán de amor y primaveras

para dejar de gratitud sembrado
un frente que por calles y hospitales
defienden sanitarios y enfermeras.

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Momentos difíciles, muy bien descritos.

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Gracias Raúl, como bien sabes los primeros días fueron como si nos atrapara el fin del mundo, lo escribí atrapado en ese miedo para agradecer a los sanitari@s su esfuerzo y coraje, y además tuve la suerte y sorpresa que lo recitaron en Onda Cero en el programa de Alsina.
un abrazo
Pepe

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Yo escribí esto que se publicó en un libro llamado “Confinados”:

Es un campo de batalla inesperado,
el de aulas o de parques,
el de cines o teatros,
el de bares, oficinas o de estadios
o aquel otro del asfalto trashumante de las calles.

Es un campo de cultivo de contagios,
de esta guerra, que sin tanques
ni misiles o artefactos
causa estragos
en un mundo que no sabe atrincherarse.

¡Qué desastre!

Ha cambiado el escenario,
y ahora el frente donde libran el combate
contra el virus del diablo
nuestros héroes sanitarios,
no es el aire, ni la tierra, ni los mares,
sino el alma de repletos hospitales.

No les vence ni el cansancio
porque hay bombas que se paran con aplausos,
prodigándose en coraje,
todos juntos, mano a mano,
resistiendo en el alambre,
y luchando…

¡Y ayudando!

Y nosotros, ahí seguimos, encerrados,
enjuagándonos el llanto
por aquellos que se marchan con los ángeles,
como el barro miserable
que se exclama en los versos más amargos.

En refugios que son cárceles,
en presidios al resguardo
del acecho de esos males
invisibles, e inmutables
sin vacuna que derrote su terrible corolario.

Y nos queda, esperar que todo pase,
y si pasa, levantarnos,
aferrarnos a los lazos terrenales,
al esfuerzo solidario
y a esos ánimos
sin los cuales
las rutinas del encierro cotidiano
serían cumbres cada día infranqueables.

Es posible que este viaje
de quietud y de inquietud resulte largo,
que haya quejas y hasta hartazgos,
pero no está bien buscar culpables,
ni siquiera lamentarse,
porque en tiempos de una crisis lo sensato
es ser leal, gente de estado,
dar soluciones y resolver dificultades.

Ya me callo,
y hoy, en esta cuarentena inexcusable,
viendo cómo llueve en los cristales,
me da por pensar en ese instante,
añorado,
en que todos…, podamos abrazarnos.

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Pues es un poema magnífico amigo mío que describe perfectamente la horrible situación con los miedos que a todos nos atenazaban y te felicito ,me gustó por la narrativa que desnuda la situación con tus versos,
un abrazo
Pepe

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Fueron días tristes y muy muy difíciles :sob:, mucha gente no logró vencerlo, y los que lo logramos aprendimos lo vulnerable que somos, lo indefenso que estamos, y muchos aprendimos también que la vida se va en suspiro, por eso hay que vivir intensamente con el bien por delante, hay que vivir en paz y sin odios ni rencores para ser feliz en esos momentos que son un regalo. Por eso hay que decir que no a las armas, las guerras, los resentimientos, hay que limpiar el alma de malos sentimientos.
Demás está decirte que me identifiqué totalmente con tu poema y gracias por recordarme que la vida hay que vivirla con intensidad, muchas veces se nos olvida esa experiencia fatídica que nos atacó a todos por igual.
Te envío un abrazo con mi agradecimiento y disculpa que me encadene pero es que el tema es reflexivo

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Un excelente poema que describe exactamente el sentir de toda una humanidad. Gracias por el tema

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Nada mejor que tu reflexión para intentar no olvidar…aunque parece muchas veces que se cumple aquello de que la humanidad tropieza siemore con las mismas piedras en el camino.
saludos

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Gracias a ti por tu paso y bravo comentario
un abrazo
Pepe

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La gran ciudad se convierte en un terrible monstruo, desde luego

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Un abrazo Luis