Si tuviera que pedirte canciones
no te pediría esas que hablan de amor,
sino las que hablan de esperanza.
Te daría abrazos que saben a vida
y huelen a tiempo indefinido.
Siempre habría espacio
para el café caliente y el vino amargo,
ese chocolate que dejamos inconcluso
dando vueltas por la casa
como para hacer fiestas los domingos.
Si estuviera allí y estuvieras aquí,
sería lo mismo,
las mismas frases, las misma series,
los mismos poemas…
Andan cerca tu corazón y el mío
y no paro de pensar en lo especial que eres.
No te olvides de ese beso,
que aún en la distancia,
sabe a sal.
Hay una cadencia especial en tu poesía, como que al leer tus poemas, se evoca una tarde con un viento tibio, el rumor de un cuerpo de agua casi en calma, y una bebida caliente. Algo así.
Hay tanta sinceridad en estas palabras que me han tocado el alma. He vivido cada palabra de tu bello y sincero poema. Siento que está escrito con el corazón y el alma cargada de emociones.
Todo el poema me encanta, pero el título, con el cual lo concluyes en los últimos dos versos lo resume todo, porque va cargado de razón indiscutible: El mar separa las orillas pero no las almas (valga la redundancia), porque el mar es tan evocador al solo mencionarlo, que nos tare el olor a salitre, el rumor de las olas, las brisas siempre refrescantes que al golpearnos nos hacen soñar, recordar y vivir los espacios de tiempo pasados junto a él y nos lleva la mirad allá, hacia el horizonte, aunque sabemos que es inalcanzable, pero lo podemos ver desde cualquiera de las orillas…, en las cuales también habrán otros experimentando las mismas sensaciones…, placenteras y ricas.
Me encantó tu poema, Lidi.
Felicitaciones, aplausos y abrazos