El mar me está haciendo poeta

¡Cuánta fuerza líquida!
¡Cuanta paciencia azul mirándonos!
Cuánta disputa entre piedra y ola.
Las rocas arremeten con aristas enhiestas
pero no hay filo que hiera el agua.
Aún la cosa más dura la hace arena
con su lija de siglos
hasta ‘te amarés’ eternos
y ‘nunca te olvidarés’
tripulantes ahogados en océanos traicioneros
que luego se levantan como gaviotas
nadan como peces.
Como si nada.

Hay poder de sobra
con todo el tiempo del mundo.
La humedad incansable se encarama,
penetra
con sus diminutas pero millones de manos moleculares.

Las olas son bofetadas acuosas
zarpazos
uñas fluidas rascando
rasguñando con cangrejos y erizos escarpados farallones.

Escamas saladas las olas,
latidos
que se arriman a entibiarse a desfiladeros
Preñez con alumbramiento perpetuo es el mar.

Embiste al risco su cuerno de agua.
Sobre él cabalga sol y luna
la noche y yo.
Se le trepa la mañana y el tiempo
jinetes soñadores
intrépidos marineros.

A todos nos lleva en este galope circular
rompiendo el viento
golpeando sus cascos blancos en cuencas y caletas.
Sacude su crin de nubes
y relincha lluvias.

Con la huella frágil de espumosa estrofa
la métrica, la rima, el ritmo
del poemario caligrafiado en largas costas,
la inmensidad cargada de metáforas aladas
con todo cuanto se ha dicho de él
y lo sentido imposible de escribir
el mar me está haciendo poeta.

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Y un excelente poeta, sin duda.
El mar eres tu después de todo.
Muy bello poema, amigo.

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Qué tal Estimado Jorge!

Admiración recíproca. Un abrazo y gracias por tus palabras.