Recuerdo que de un día para otro nos quedamos solas, mi hermana, mi madre y yo.
Ella solía estar trabajando y generalmente pasaba los días de la semana hablando sola, corriendo de un lado para otro ya sea para peinar por enésima vez a mi hermana o para acomodarme el tutú de ballet.
Como sea, yo escuchaba el tic toc de sus zapatillas subir y bajar escaleras al mismo tiempo que hablaba por teléfono y preparaba el desayuno escolar. No entendía mucho pero la veía triste, en ocasiones irritable, ella no supo que varias veces la escuché llorar por las noches pero no me atrevía a preguntarle la razón.
Así pasaron los meses y un domingo para ser exactos (no puedo olvidar) ella despertó cantando y nos preparó hot cakes para desayunar, podría ver sus ojos brillar pero no entendía la razón, fue tal mi emoción que derrame mermelada de fresa y esperaba el clásico regaño cuando ella me miró y dijo:
-Tranquila, yo limpio.-
Me asombre, pero no quise preguntar más.
-Gracias mamá - le di un enorme beso y la rodeé con mis brazos, estar en sus brazos siempre era la mejor sensación del mundo así que tomé valor y decidí preguntarle:
-¿ Por qué estás tan feliz?-
-Porque soñé con el mar - contesto - y una vez más, sus labios enmarcaron su rostro otrora pálido y sentí su corazón temblar de emoción.
-Claro mamá, tú amas el amar.
Ella me dirigió una sonrisa y asintió cálidamente.
Ese día no pude olvidarlo y ocasionalmente un domingo de vez en cuando ella amanecía reluciente, su rostro tenía un brillo inusual, ella cantaba y bailaba mientras mi hermana y yo sabíamos que podríamos hacer cualquier travesura y no nos diría nada.
-¿Con que soñaste mamá? - Solía preguntarle de vez en cuando.
-Con el mar - contestaba - y de nuevo la sonrisa en su rostro.
Así que, empezamos a asociar esas maravillosas mañanas de domingo con los sueños del mar de mamá.
Pasaron los años y mamá enfermó, murió meses después. Hoy, buscando entre sus fotos encontré un diario que usaba para escribir pensamientos o letras de canciones que le gustaban, quise hojear un poco cuando de repente noté unos dibujos simulando las olas del mar, me emocioné tanto que pensé en ella y esas mañanas de domingo, al empezar a leer mi corazón saltó de emoción, esa señora tan seria, tan dedicada a nosotras, tan estricta y que sonreía cada domingo tenía un amor secreto el cual la visitaba por las noches de los sábados (esa será otra historia que luego compartiré) y resulta que a él le debíamos las sonrisas y los mimos dominicales de mi madre.
Mi hermana y yo crecimos felices de ver a mamá y saber "soñó con el mar " decíamos cada que la escuchábamos cantar.
Nunca supimos quién era ese mar, tal vez alguien que nos abrazó en su sepelio, tal vez alguien que nunca llegó, tal vez alguien que también la extraña.
Dejo un extracto del diario de mamá:
" Tú que llegaste impetuoso a mi vida
con tu abrazo devolviste el amor que había olvidado
y en tus besos olvide el dolor pasado. "
Ahora, se que el mar tenía un rostro, que las olas abrazaron a mamá y tenían manos fuertes, que la sostuvieron cuando nosotras no pudimos, que la acompañaron y limpiaron sus lágrimas por muchos años y que la sal del mar guardaba el olor a él.
Ahora se, que cada que mi madre decía soñé con el mar, en realidad habría querido decir " Dormí en sus brazos, le robé unas horas al destino para mí y me perdí en sus besos."