Cuando vuelves a casa
ahí la encuentras,
como siempre,
intentando alegrarte,
como siempre
con el miedo
sujetando sus palabras.
Es tu lacaya, tú escoba,
tu saco, donde dejas
tus frustraciones,
y ella de rodillas
implora
que no la mires
tan siquiera.
De algún modo vive,
entre tu engaño y sus errores
que culpas le pone,
y la mentira
de la esperanza
encerrada en un piso
de tres habitaciones.
Las caricias de tus manos
son golpes
que ya no duelen
pero cicatrices
dejan en el alma.
Tus palabras son latigazos
que laceran su corazón
maltratado por las promesas
de unos besos robados
en el parque de la felicidad
que siempre fue la mentira
de tu engaño.
En los días tú decides
que se viste, que se pone
sin que parezca una fulana,
de esas a las que acudes
con veinte euros
para que te bajen
la bragueta.
En las noches
tú la desvistes
para satisfacer
tu apetito de macho,
que esconde tu impotencia
de reprimido cobarde.
Como iba a saber ella
que detrás de esa fachada
de hombre afable
se esconde el ordeno y mando
de un retrodato sectario
que se cree
el centro del universo.
Tú has cambiado
las horas de la vida
de esa mujer
que encierras en la oscuridad
de tu mundo acoquinado,
cuando ella solo quería
compartir felicidad y besos.
Todo un grito de clamor para denunciar la violencia de género y el maltrato doméstico.
Tu pluma usa un tono duro y crítico para describir esas situaciones de sometimiento y humillación que sufren las mujeres por parte de un hombre que las controla, las engaña, las golpea y las viola.
Cuánta adjetivación tan acertada para los hombres y mujeres envueltos en esta temática.
Tus versos muestran tan certeramente el contraste entre el sueño de la mujer de compartir felicidad y besos, y la realidad de su encierro en la oscuridad de un piso de tres habitaciones.
Tus letras se convierten entonces en un llamado a la conciencia y a la acción contra esta forma de violencia que afecta a tantas mujeres en el mundo.
Qué duro! Este poema te deja el alma helada, y eso es que está muy bien hecho. Me gusta mucho que sean versos breves, como sentencias. Una va viendo ante sus ojos lo que cuentas, y cielos, qué doloroso!
Te doy las gracias por el tema que tratas, como mujer que soy. Eso no es tan irreal como nos quieren hacer ver algunos, pero tú lo has visibilizado muy bien en tu poema!
Un abrazo enorme, Pippo!
Uff toda una descripción despiadada y dominante del repugnante maltratador, muy buenos y duros versos/denuncia que reflejan a la perfección la calaña de tales escorias, poeta!!!Aplaudo:clap: