El llanto de los cipreses

Ayer oí llorar a los cipreses.
Gemían, con sus luengas ramas rotas,
como tubos de órganos candentes,
heridos por el aire y por las sombras.

Oí sus voces, quebradas por el viento,
arrastrarse a lo largo del sendero,
correr, de piedra en piedra, rebotando
en la tapia milenaria del convento.

Son, como niños grandes, que reclaman
lo que nunca tuvieron. Les quitaron
las flores, y les pintaron luego
de un verde lúgubre y opaco.

Les robaron el sol mediterráneo,
y les plantaron en tristes cementerios,
como atávicas guías, que desde el suelo,
elevasen las almas al espacio.

9 Me gusta

El llanto de los cipreses, te lo aplaudo, amigo, porque como ellos lloran también todas las plantas que gimen ante la irresponsabilidad de quienes pudiendo protegerlas, no previenen y permiten los fuegos y detracciones de nuestra naturaleza. De nuestra Madre Tierra.
Abrazo

1 me gusta

Qué bello poema poeta.

1 me gusta

Muy bonito poema, con un gran ritmo y sonoridad. Me ha gustado leerlo y sumergirme en esa atmósfera que siempre crean los cipreses…

1 me gusta

Muchas gracias por leerme y por tus palabras. Siempre animan a seguir.

1 me gusta

Me alegra que te guste, éso gusta. Muchas gracias.

melancólicos los cipreses, hermoso poema

1 me gusta

Gracias, colega. Es un honor recibir tus comentarios. Un saludo.

1 me gusta

Muchas gracias por comentar, agueda1234. Leeré tus trabajos con interés. Un saludo.

Buen poema !!. Algunos cipreses acaban convertidos en violines.

1 me gusta

Muchas gracias. No sabía que también del ciprés salían violines. Gracias por la información.