El llamado del mar

Soy humano la mitad del tiempo
la marea que pinta mis antebrazos de espinas,
la suerte que acaricia como al viento las hojas,
Algo y Esiz rondando la cutícula de lo perceptible,
las gaviotas esperando una señal sobre el peñasco,
un tanto duende y otro gitano…

Siento el llamado del mar -
mis pisadas desapareciendo en la arena,
el Yo Superior en el arido recodo
las caracolas amamantando mis oídos
el viento jugando en nosotros,
el escalofrío de los valles en hilera,
el fulgor del ocaso repartiendo paz entre sirenas y sal.

Pueden quedarse el destino de los afortunados,
las volatineras caídas al abismo,
las balanzas con banjos,
el agridulce algoritmo
de la boca abundante
de Leviatán el ángel
y Belcebú el amigo…

Miro la ciudad desnuda
oscura de egoísmo
y abriéndome las venas como una hiena,
la brea enamorada de un delirio,
contracorriente y no solo cuérnago
destrozando sutiles historias,
el punto de no retorno
Y el experimento del cual provengo,
el escarpado tesoro de las cinco de la mañana y su luna llena.

Graciosa audacia la mía
pero este mi turno
Y esta mi mesa,
busco trazas y despojos
Olor a coco
resbalando por mi sudor,
las olas herederas de toda nostalgia,
Nubes forasteras
Para el árbol menos podado
ladrillos de agua en el punto más alto,
Un rincón seductivo
junto a peces con dientes
y pelícanos blancos

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