Todas las noches me parecen solo una.
Cuando refleja su lindura
hasta el agua de luna
se siente insegura.
El mar tiene un lenguaje infinito
como si fuera su desnudez.
Y si se cayeran pedazos del cielo
yo ya no sería el mismo que fui aquella vez.
En la bruma del camino buscaré sus huellas
por si el mar, en su laberinto, me abandona
por el hilo de las luces de las estrellas
singlaré hasta su persona.
Y si las aguas malditas
con sus espejos quieren devorarme.
El deseo, un manotazo
Para no ahogarme.
Porque en esta travesía que emprendí
con vientos desordenados
Por primera vez lo vivido
Fue mejor que lo imaginado.
El lenguaje exacto para entender cada grano de sal al despertar en el agua llamado mar.
Lo vuelvo a leer y sigo siendo ese laberinto, esa travesía de versos.