Un gerundio servía de soflama
al eco de las voces dispersas
mientras las flores morían
engañadas por el invierno,
travestido de grata primavera.
La sangre corría desbocada
por frescos manantiales,
que surgían como una maraña
de venas y de arterias,
diseminadas por doquier.
Las moscas de ojos compuestos,
reflejaban la miseria del momento,
el mundo era hostil a la vida
y el odio sobrevivía impávido
en la caverna de la realidad.
La soledad de las multitudes
seguían aclamando a unos dioses
venidos a menos en su inercia,
traspasando horizontes lejanos
sobre puentes asomados al abismo.
La muerte engalanaba de dolor
a los espectros caminantes,
que vagaban sin rumbo
por un universo en decadencia
incapaz de perdurar a sí mismo.
La poesía subsistía atrapada
por el cuello de sus versos
en la horca de la ignorancia
mientras rimas asonantes
escapaban de su lírica.
Los salmos de los devotos
se elevaban a un cielo negro,
abrumado por la triste bruma
de las infancias perdidas
en la incertidumbre del tiempo.
El amor cabalgaba a sus anchas
entre los cadáveres muertos
a la par que el hombre abusaba
de los churumbeles tiernos
que alimentaban su lascivia.
La libertad se hacía inexpugnable
en un universo de ausencias
donde el dolor era el alimento
de las almas, que a duras penas
lograron sobrevivir al paraíso.
El Jardín de las Delicias. El Bosco. Museo del Prado. Madrid.
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Todo un desfile de imágenes hirientes que toman la poesía por el cuello.
En cada verso se percibe, el absurdo de un mundo desgarrado que nos interpela y desnuda.
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Aplausos; me hizo recordar “El infirmo” de Dante pero en el otro extremo. aplausos.
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Pues me ha fascinado tu versión lírica de esta gran obra de arte del Bosco!
Esos tres mundos resumidos en uno…
Me pareció excelente! Mis aplausos!
La verdad, cuando lo veo en el Prado, necesita tanto tiempo al mirarlo y me quedo extasiada, pero a su alrededor siempre hay tanta gente que no te deja concentrarte en los detalles.
(A mí me gusta mucho escribir poemas a un cuadro, lo que me sugiere…yo los etiqueto con “una mirada a un cuadro”. Ya tengo algunos).
Un abrazo y buen día, Pedro!
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Así es Alejandro, la verdad es que el mundo lo intuyo absurdo, casi siempre acaba por desgarrarse y al final del camino, todos nos vamos desnudos, sin nada.
Gracias por leer y comentar.
Saludos.
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Me alegra mucho que te agrade, un placer para mí que te hiciera recordar a ese clásico, es un honor.
Un saludo.
Si te soy sincero María, la verdad es que escribí el poema esa mañana y antes de publicarlo, al releerlo, me vino a la mente ese cuadro y entonces lo subí a la página. Fue más bien el poema el que me llevó al cuadro que al revés. Hasta ahora el único poema que he escrito de esa forma que tú dices, es uno titulado Ofelia que está publicado en esta página.
Un placer para mí que te haya gustado.
Un saludo.
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Pues desde luego…el cuadro te vino como anillo al dedo…
Yo lo hago también de las dos maneras.
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