El íncubo de mi poesía
(Octava provenzal de arte mayor)
Penetró en mis sueños cual príncipe azúl;
llegó sigiloso, dominante y diestro,
deslizó sus manos debajo del tul
con tácticas digna de un hábil maestro;
era encantador, e igual de siniestro,
varonil denuedo que me dejó yerta.
Se fue como vino, sin tocar la puerta,
poseyó mi cuerpo, fecundó mi estro.
Desperté pensando… ¡Acaso estoy loca!,
si el vívido sueño se repetiría.
Mi mente divaga si el evento evoca
y el líbido asciende con la fantasía
Deseo me arrobe, me haga su ambrosía,
que lista me encuentre cual hija de Febo,
el hombre insaciable, ¡foráneo mancebo!
El íncubo, el ente, de mi poesía.
(Autora: Marta María Requeiro Dueñas).
